Reproducimos a continuación un artículo sobre desinfección del coronavirus SARS-CoV-2, escrito por la arquitecta Cecilia Rimoldi, Lighting Designer, alumna de nuestro Máster en Bioconstrucción IEB. Podéis conocer más sobre el trabajo de Cecilia a través de su web.

Una de las soluciones ofrecidas por el mercado para la desinfección del coronavirus SARS-CoV-2 (coronavirus tipo 2 del síndrome respiratorio agudo grave) causante de la enfermedad COVID-19 es el uso de dispositivos emisores de radiación ultravioleta (UV), comúnmente denominados: “lámpara de desinfección UV”.

La radiación UV (radiación UV-A, UV-B y UV-C) es la radiación electromagnética del espectro cuya longitud de onda está comprendida entre los 10nm y los 400nm. La radiación comúnmente utilizada como germicida es la radiación UV-C (entre los 100nm y 280nm), la cual destruye los enlaces moleculares que mantienen unidos el ADN del virus. Recientemente, se ha demostrado la eficacia de la radiación UV-C para la desinfección del virus SARS-CoV-2 del aire y de las superficies.

Debemos saber que la radiación UV-C emitida por el sol no llega a la superficie de la tierra dado que es absorbida por la atmósfera. La forma de generar radiación UV-C es a partir de fuentes de radiación artificial (lámparas) que emiten radiación UV-C.

¿Qué riesgos conlleva la exposición a la radiación UV-C?

Uno de los riesgos que conlleva para la Salud la exposición a la radiación es su penetración en la capa superficial de la córnea del ojo, provocando fotoqueratitis. Además, la radiación UV-C penetra en las capas más externas de la piel produciendo eritemas. Por otra parte, los estudios concluyen que la exposición repetida de la piel a niveles de radiación UV-C, puede comprometer el sistema inmunológico del cuerpo. Respecto a si la exposición a la radiación UV-C causa cáncer, es necesario realizar un número mayor de estudios, pero en cualquier caso, debemos hacer uso del principio de precaución.

Por otra parte, existe otra preocupación y es el hecho de que, a longitudes de onda inferiores a los 250 nanómetros, estas lámparas producen ozono el cual se emite al ambiente donde se esté llevando a cabo la desinfección.

¿Cuáles son las medidas de seguridad a tomar?

  • no mirar directamente la luz del dispositivo, aun contando con equipo de protección
  • no ingresar en ambientes que posean fuentes de radiación UV-C en funcionamiento
  • no exponer ninguna parte del cuerpo a la radiación UV-C
  • no usar radiación UV-C para desinfectar las manos, la piel o la ropa

Es importante resaltar que la radiación UV-C es invisible al ojo humano al estar fuera del espectro visible, por lo que si una lámpara emitiera exclusivamente radiación UV-C, nos parecería apagada.

La Radiación UV se encuentra fuera del espectro visible
Valor de máximo efecto germicida: λ=253,7nm

¿Es efectiva la radiación UV-C para la desinfección del SARS-CoV-2?

Si bien existen pruebas que en los centros sanitarios el uso de la radiación UV-C como complemento a la desinfección manual estándar es eficaz, es imprescindible realizar controles de calidad del producto, seguir las instrucciones de aplicación y uso establecidas por la empresa suministradora, además de tomar las medidas de seguridad necesarias para evitar daños en la Salud. Debemos tener en cuenta que, en aquellas superficies donde no llegue la radiación UV-C, no se llevará a cabo la desinfección de la misma. Por esta razón, se debe evitar la existencia de “zonas de sombra” que resultarían sin desinfectar. Y debemos ser conscientes que la persona usuaria no podrá realizar la comprobación de la eficacia de la desinfección realizada.

De lo expuesto, se concluye que el uso de dispositivos emisores de radiación UV para la desinfección del SARS-CoV-2, es una solución eficaz, pero solo si la desinfección se lleva a cabo siguiendo las directrices de aplicación, bajo supervisión y realizando un uso y mantenimiento adecuado del dispositivo utilizado. Además se debe llevar a cabo las medidas de seguridad correspondientes, y en todos los casos, las personas usuarias deben protegerse a la exposición de la radiación UV-C en su totalidad.

Por otra parte, es imprescindible comprobar la calidad del dispositivo y el cumplimiento de la reglamentación vigente por parte del mismo. Un uso inadecuado de un dispositivo fuente de radiación UV-C, resultaría peligroso para la salud, generando más perjuicios que beneficios.

No hay duda que nos gustaría disponer de un dispositivo “mágico” que simplemente con encenderlo desinfectara el 100% del coronavirus SARS-CoV-2 del aire de los ambientes y de las superficies de los objetos, sin la necesidad de controlar todos los factores mencionados y sin correr ningún posible riesgo la salud. Lamentablemente, hoy no se puede decir que los dispositivos de radiación UV sean este dispositivo “mágico”. Quizás el público general debería utilizar otros métodos de desinfección (como es el uso de productos químicos NO tóxicos), cuya aplicación, control de calidad y supervisión, sean más sencillos, y sobre todo que garanticen la máxima seguridad para la Salud.

Ir al contenido