¿Qué implicaciones tiene el diseño de un edificio desde la perspectiva de la bioconstrucción? Quizá una primera idea es que debemos ir más allá del mero hecho de definir la forma de ensamblar los materiales constructivos, las partes y los elementos de construcción.

Como señalan los responsables del Máster de Bioconstrucción-IEB, «un edificio no es solo la suma de sus partes o materiales, sino la interacción de muchos componentes como el diseño de la construcción, la modalidad de construcción, la organización de los espacios o el colorido, entre otros».

Por tanto, a su juicio, el diseño en bioconstrucción solamente es satisfactorio si es capaz de dar una respuesta coherente y armoniosa a todos los aspectos de la edificación, los materiales, los ambientales y los humanos.

La relación de cuestiones que hay que supervisar es larga, y en ella se ahonda a lo largo del curso. En este post nos limitaremos a señalar algunas de ellas, con el objetivo de que las personas interesadas adquieran una cierta noción de los criterios de diseño con los que se trabaja desde esta filosofía.

La importancia de la salud

Una primera cuestión es la salud. La bioconstrucción se caracteriza por la ausencia de peligros para la salud en relación con apartados como la toxicidad, la radioactividad o las propiedades eléctricas y magnéticas. Asimismo, ha de prever un ambiente saludable en el espacio interior.

Otro elemento relevante es la ecología. Tiene que preservar un balance favorable en los materiales constructivos , en cuanto a su producción, vida útil y posibilidades de reparación. Igualmente, es preferible tener en cuenta los materiales locales y realizar una selección basada en la sencillez y en una variedad limitada. Hay que considerar que «cuantos menos materiales se utilicen, menos fuentes de patologías constructivas se producen».

El equilibrio también tiene que ver con que el diseño, a la búsqueda de lo bello, ha de adaptarse al entorno y a las particularidades locales con respecto a las formas y proporciones e, incluso, a los materiales que se utilizan en la zona, siempre en coherencia con los principios de la bioconstrucción.

Proporcionalidad económica

Otro de los apartados en los que se trabaja es en el de la proporcionalidad económica. Hay que lograr «una relación precio-prestación favorable, tiempos de construcción ajustados a las necesidades, bajos costes de mantenimiento, una ocupación óptima de la superficie construida y que el proceso no requiera una excesiva planificación y dirección de obra».

Y luego, es evidente, está los aspectos vinculados a la dimensión humana del proyecto. Nos importa que el espacio tenga hueco para favorecer «la creatividad y el trabajo humano con sentido». Asimismo, conviene lograr una «atmósfera de cooperación» entre las personas implicadas, todas las que aportan su trabajo y la propia promotora del proyecto.

Por último, no podemos olvidar las vertientes más técnicas, como la impermeabilización, los aislamientos térmicos y acústicos, la ressitencia estructural o el cumplimiento de la normativa. Al final, como en cualquier otra empresa humana, se trata de satisfacer las necesidades y expectivas de todas las personas y alinear la edificación con el bien común de la sociedad.

Todos estos aspectos serán tratados en el módulo del Máster dedicado al diseño de la construcción. Si te perdiste la ocasión de matricularte en la edición que ha comenzado en octubre de 2020, solicita tu inscripción para la 24 edición, que comenzará en abril de 2021.

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