Hoy traemos a nuestro blog un proyecto de rehabilitación ejecutado con criterios y materiales de bioconstrucción en la comarca de Sobrarbe (Huesca).
El proyecto lo firmó Petra Jebens, arquitecta y presidenta del IEB, y contó con la participación de Maria Neus Bertran, arquitecta técnica y asesora en bioconstrucción acreditada por el IEB.
Estado original
Se trata de la rehabilitación de una borda, una edificación tradicional del Pirineo dedicada a resguardar el ganado y almacenar productos agrícolas, para su nuevo uso como vivienda.
Los muros de carga eran de mampostería de piedra natural caliza de la zona, colocado con arcilla y argamasa.
La cubierta estaba formada por un entramado de rollizos de madera diversa del país y la cubrición es de laja de losa de piedra natural.
Aunque el edificio estaba afectado por filtraciones de humedad en la parte inferior de los muros, su estado general era bueno por lo que fue posible mantener los muros de mampostería y recuperar buena parte de la madera de la estructura.
En la intervención se respetaron las superficies construidas originales, con el único añadido el invernadero adosado.
Memoria constructiva de la intervención
Se saneó el muro exterior ejecutando una zanja de drenaje perimetral exterior y aplicando interiormente un revoco de cal previamente al trasdosado de una cámara de ventilación con fábrica de ladrillo.
Se mantuvieron los muros existentes de piedra natural, realizando sobre ellos un zuncho de hormigón armado aislado con panel de corcho natural, en el que se apoyó la estructura de cubierta.
El muro de arranque del invernadero, dotado de doble barrera anticapilaridad de EPDM, se ejecutó con mampostería de piedra natural sobre la que apoyan los postes de madera.
Las divisiones interiores se levantaron con tabicón de ladrillo hueco doble.
Se mantuvieron las vigas de madera que existentes, previo tratamiento y acabado. El forjado de techo de planta baja se realizó mediante rollizos de madera, cintas de corcho natural y entablado de tarima de pino.
Sobre la tarima de madera de pino del forjado de techo de planta baja, y antes del solado de baldosas de barro tratadas con aceite de linaza y cera de abeja, se colocó un tablero cerámico y un panel de fibra de madera.
En la cubierta se aprovechó todo el entramado existente formado por vigas maestras, correas y pares después de proceder a su limpieza y tratamiento. Sobre este soporte se colocó la tarima de madera, una lámina de papel kraft y un aislamiento térmico de cáñamo entre listones de madera.
La cubrición de teja cerámica mixta, con sus correspondientes piezas de ventilación, se colocó sobre doble rastrel atornillado a paneles de fibra de madera.
Se tuvo la precaución de apoyar todas las piezas estructurales de madera sobre lámina de EPDM, dejando ventilada su cabeza.
Los aleros se resolvieron con losa de piedra. Se instalaron canalones y bajantes de chapa prelacada para la recogida de aguas pluviales.
Los revocos interiores y los rejuntados se realizaron con morteros de cal y se escogieron pinturas al silicato para los paramentos.
Se revistieron con alicatado cerámico las zonas más expuestas a salpicaduras de agua en la proximidad de fregadero, lavabos y bañera.
El testimonio de su propietario
No hay mejor forma de saber que el objetivo del proyecto se cumplió que conocer de primera mano la experiencia de quien habita y usa la edificación terminada.
En este caso, el propietario nos cuenta en un breve vídeo la suya después de 14 años de disfrute de su vivienda.
Su testimonio destaca 4 aspectos:
- la aportación de los materiales a la calidad del ambiente y el espacio,
- el bienestar percibido,
- el valor de la rehabilitación en la revitalización rural,
- la integración en el entorno de este tipo de edificaciones.